Canto a tu vida
mujer de desaforado apego
de inclemente entrega,
a ti,
redentora tabla de salvación para el náufrago
a quien todo le das y todo le exiges
apaleante remembranza en la diaria carga
de vaciar el cuenco sobre el incipiente almendro
blanca rosa flor para encausar fértil.
Tú,
jardinera quien el deleite es cultivar la vida
la tuya,
la mía,
la de la agigantada semilla
ó la del raudo cauce en que tú eres agua,
permíteme alabar tu tesonera entrega
tu denonado esfuerzo,
para arrancar al náufrago del asolado islote
de la difuminante nada,
allí tu amor quedará grabado indeleble
al igual que este canto
inescrutable suspiro de amor reverente
desde la inefable nada de mi aterrida nostalgia.