He sentido de pronto la presencia
de la fresca y fragante primavera,
que quitó la penumbra de tu ausencia
con tu imagen de bella violetera.
Como rosa con pétalos de seda
acaricia mi tiempo tu fragancia,
y me quedo girando en grande rueda
del delirio que causa tu elegancia.
Siempre miro tu amor igual que un río
cuyas aguas me brindan don de vida,
tu corriente salpica de rocío
la pasión que despiertas sin medida.
Y te digo... sin miedo a equivocarme,
que jamás de tu amor podré cansarme.
Autor: Aníbal Rodríguez.