FIDEL HERNANDEZ

Carta

Tengo el recuerdo

de unos inmensurables meses

de infantil alegría

ahogado en la sensación

de unos pesados kilos de soledad

que nos separan…

 

Querido amigo,

entre carta y respuesta,

y entre respuesta y carta,

hay un abismo infernal,

hay una profunda grieta…

 

Eras como un ídolo entre brumas

y humos de fábricas,

industrializado por las circunstancias.

Rompías el silencio

con una risa burlona

de cabra envejecida

o convirtiendo el domingo

en un disparatado verso.

 

Y yo, ¿quién era yo?

 

Me gustaría encontrar la respuesta;

pero no me acuerdo ya

de mi niñez;

y hoy sólo me veo

como un frío iceberg,

profundo y peligroso a la vez.

 

Hoy, el gotear de  la lluvia

me nostalgia,

y el dolor de cabeza

me destruye.

Desearía que fuera ésta

una carta póstuma

pero lo trataré de evitar;

… simplemente será el resto

de aquello que un día sucedió.

 

No puedo escribir más;

el bolígrafo y el alma me pesan a la vez…

¡No puedo escribir!

 Me acostaré acurrucado

como lo hacía antes de nacer.

¡No puedo más!

¡No aguanto más tu ausencia, hermano!

 

Adiós, amigo…

… o bien, hasta que vuelva a amanecer;

 

                           siempre tuyo,

                                             Fidel