Y me empezó a pasar la vida por encima, todo a mi alrededor avanzaba menos yo, estaba estática y no podía moverme, algo no me lo permitía, el miedo, quizá, el miedo a futuros inciertos, pero luego pensé, ¡yo no tengo miedo! lo que no tengo son ganas, ganas de continuar, la tristeza venia y se tardaba en marchar, no le encontraba sentido a mi andar y en cada paso que daba no me sentía avanzar, al repensar mi vida más triste me ponía, porque la estaba desechando y ya no la quería, y es que vivir es un enorme peso, para alguien con un entusiasmo tan pequeño.
Pero he empezado a saberla llevar, ya no escribo versos tristes ahora prefiero cantar, ya no sollozo en las noches ahora empiezo a bailar, cada día más fuerte al enfrentar la soledad, la maldad y la sobriedad. A veces siento la ansiedad que me provoca fracasar y me siento fatal, pero ahora no la dejo dominar, ahora soy consciente que mi vida es más que una lista de logros que debo alcanzar.