No sé si soy gay,
si me gustan los hombres
o las mujeres (¡por qué no
ambos!),
si hoy puedo sonreír,
llorar, cantar, penar, bailar…
No sé si pueda ser el mismo
de ayer,
si me gusten (o disfrute)
las mismas cosas,
si me disculpe o te
haga más daño:
si me puedas perdonar…
¿Quién dice que no puedo
ser (hacer) todas esas cosas?
Estoy vivo, ¿no?