andrea barbaranelli

Una historia de amor

Dulcísima, cuando llegue el tiempo

de la despedida, del último gesto

no agotado e inagotable, de la última frase;

cuando el violento soplo de la vida se recomponga

en sus ramas de vidrio para que se grabe

la sombra de un arabesco en la pared derrubiada;

cuando, dulcísima, no nos quede ya nada más

que extender los brazos y esperar el momento

del silencio estrellado, el fin de los tormentos (...)

 

Todo esto lo hemos entendido hace rato

y miramos con ojos abiertos la rueda que avanza

triturándonos, hueso tras hueso, lentamente, con un dolor

que no nos arranca gritos ni lamentos, solo lágrimas de felicidad

por el increíble milagro de estar vivos.

 

(Quizá nos perdimos un episodio

de nuestra historia de amor, comenzada

hace ciento cincuenta o doscientos años,

en plena época romántica,

o quizá hace cincuenta

en época de neo o posavanguardias.

Difícil de veras averiguarlo

considerando la extraordinaria aceleración del tiempo

en estos últimos años.

Y nunca sabremos como terminará).