Me gustaría de ser posible
tomarme un café con tu recuerdo
y en un cigarro consumirte lento.
Quizás...
así probablemente…
se inicie el olvido,
exiliando de mi cuerpo tus caricias,
arrancando del costado ausente de mi cama
toda nota del aroma de tu piel que te recuerda.
Me gustaría claro...
si la razón domina al corazón que se desboca,
parirte en cada bocanada del humo azulino que se eleva,
con el último sorbo del amargo café que ya esta frío de la espera,
verte cenizas, saberte olvido,
y girando el pocillo
ver la borra que no lee mi destino
y jugando a cara y seca toda suerte
lanzarme a vivir otra vez.