Tejiste con tus agujas una caricia en mi alma
y rellenaste mi enjalma besando mis soledades
a mis torpes tempestades las sedaste con tu calma
y cerraste tu ventana para entender mis verdades
olías a primavera, sabías a pan del día
mientras tu risa mecía mis ilusiones de niño
y cuando el árbol crecía lo regaste con cariño
dejando en su copa un guiño de humildad y poesía
fuiste mágica tisana, fuiste miel en mi alacena
en mis momentos de pena fuiste mimoso pañuelo
y consolaste mi duelo y calentaste mi cena
y me miraste serena cuando yo emprendí mi vuelo
la bondad se llama Alicia, y protegió mi sendero
fue tu regazo delicia, por eso madre… ¡te quiero!