Vagamos en medio de la noche,
perdidos en la niebla de los sueños,
recorremos el sendero de la vida,
sin temor a que puedan detenernos.
Una senda angosta y con barreras,
se antepone a la ruta preferida,
son obstáculos que frenan nuestro impulso,
cuando estamos afrontando la subida.
Tránsitamos sin descanso hasta la cima,
sorteando todo tipo de problemas,
un esfuerzo colosal y decidido,
ha de ser hasta entonces nuestro emblema.
Cansado llego a la meta,
rendido, exhausto y ajado,
la ruta que yo he seguido,
son las huellas que he dejado.
J. Piñeiro