Intranquilo el desvelo en mi mirada
busca las señales y los reflejos,
entre el ir y venir de los complejos
una incipiente razón encontrada.
En tu halo la humanidad pregonada
y el silencio mutado en confidencia,
a riesgo de una loca y desenfrenada
otredad ávida de tu querencia.
Si eres tú la serena paz y calma
si eres la ideal doctrina y templanza
si sólo soy el tonto de flaqueante alma
no me dejes perder la esperanza,
y llena pues con tu amor mi locura
en virtud de tu ahora anegada mesura.