Voy hacia ti
reverenciando tu presencia
aniquilando la ausencia
llevando los cascabeles,
oye como palpitan
con el ritmo de la tierra
con el aroma de la mirra
una nota definida
en el oleaje de un poema
en el sol que nos gravita
que altera el agua bendita
y sostiene las promesas.
Las sombras se desvanecen
permíteme reconocerte
en este fuego de mil millas
en ese yang auténtico
que el alma trasciende
desde el núcleo divino
y brota en las mejillas
para animarse a quererte.