La tristeza se origina y nace
En los rincones
Más ábyectos y viles
De los sentimientos más despreciables
Después crece
Y se esconde
En los más indignos parajes
De los suburbios sensibles,
De los órganos mentales.
Se cobijan entre los avatares
Más abstractos de la mente
Apagando las infinitas inquietudes
Y los absolutas sensibilidades.
Y en los momentos más absurdos
De los tristes recuerdos,
Aparecen las tribulaciones
Que reverdecen las acciones
Más oscuras de la mente.
El aroma de la tristeza y del quebranto
Sale abruptamente del torso
De los seres deprimidos y agobiados
Y reverdecen los desánimos y tormentos
Que fueron destruidos
Por los estímulos de los sentidos.
La ira y a la tristeza
se unen para atacar
Y se vuelven opresoras
Y bastante ofensivas.
Buscando destruir,
Apagar y sustituir
A la alegría que es su enemiga.
Y la felicidad ataca
Depositando en el pecho
Su perfume arrojando
A los aliados de la tristeza.
Que te mira por sobre el hombro.
Que te utiliza.
Dejando sus huellas
Entre los párpados
Que caen lánguidos
Cerrando las tristeza de los ojos.
Autor: Antonio Encinas Carranza
De: Lima, Perú