Con la ilusión de quien acaba de nacer,
recogeré los trozos perdidos
desde aquella ciudad con mar.
La vuelta del artista se dibuja en el horizonte,
ese que se avecina
tras la luna llena de San Juan,
tras los éxitos de la historia.
Sólo un pequeño atardecer después de otro,
con tu serena compañía,
con la mejor de tus actitudes,
con el sol agonizante
y algo de agua salada,
serán suficientes
para abrir el canal,
la fuente, la forma y el color
del alma a las manos.