Wavesdarkness

PanteĆ­smo

A veces siento
que no me pertenezco ni a mí misma.
Que no quiero pertenecerme.

 

Que soy más del mundo que de mí.
Que sería capaz de fundirme
en los colores y sonidos
de un pájaro que alza el vuelo,
en las hojas de los árboles o el viento
o sumirme en el abismo ciego
de rozar el silencio.

 

No creo que mi energía
sea tan distinta
a la de un águila o una flor.
Que yo también necesito esparcir
mis semillas en el aire,
y hundir mis huesos en la tierra
por si viene alguien que me entienda.
O volar para marcharme lejos,
-a huir o a conquistar el cielo-.

 

No me pertenezco a mí,
y ya no sé buscar mi calma.
Ni del útero de mi madre ya me reconozco,
y no sé si llamarlo
soledad o trascendencia.

 

No sé si llamarlo paz o lluvia,
no sé si tallarían
misterio o cobarde en mi epitafio.

 

Quizá yo también necesito primaveras
para sentir que resucito
en otras formas.

 

Vuelvo a nacer