Un nuevo día comienza,
en las entrañas del suelo,
jaulas que suben y bajan,
transportando a los mineros.
En el descenso hacia el tajo,
me encomiendo a la patrona,
abajo están los peligros,
galerías, polvo y fosas.
Entre picos y explosiones,
van transcurriendo las horas,
el ruido de los martillos,
los silencios y las sombras.
Una planta más abajo,
una persona atrapada,
se ha producido un derrumbe,
la gente está preocupada.
En la boca de la mina,
la familia del obrero,
esperando que el recate,
saque con vida al minero.
J. Piñeiro