Estoy ahogándome en unos ojos que rebozan fuerza,
soy presa de esa mirada que irradia sabiduría, braveza, cataclismo de terciopelo.
Atándome a los grilletes de su libertad,
me dejo halar al vuelo de su tempestuosa voluntad de ciervo.
Esos ojos son la humanidad ardiente,
furtiva complejidad,
abarrotada de apacible óptica de ensueño
y calamidad.
Mírenme, ojos de sangre y fuego etéreos.
Escrútenme, ojos de animal humano que rumia tierra y cielos.