Hoy yo no se que contarte
las palabras han envejecidos
ya los recuerdos se duermen
ya los mares están en calma
ya se han pasado los años
ya han venido las canas
y como pesa el zurrón
que llevamos a las espaldas
ya se está poniendo el sol
y los caminos se alargan
ya los molinos no muelen
ya no vuela en la era la pálva
y hay un reguero de hormigas
que caminan por el alma,
distancias de mil colores
y las luces de los faros se apagan
y la carretera se pierde a lo lejos
un nido de flores en la distancia,
y llegan las fatigas, llega el ánsia
y no hay luna, ni sol ni estrellas
y tiemblan los guardianes de la casa
y las ventanas se cierran
y queda un vacío en el alma
y suena el cante del pájaro
que nos despierta cada mañana
el almendro tiene sus flores
y el saltamontes se arrastra
y se revienta el fruto de la alcaparra
caminamos poco a poco
andando hacía la casa
negros nubarrones en el cielo
con lluvia y truenos amenaza,
antes que se rompa la cuerda de oro
antes que se rompa el tazón de plata
y se sequen los manantiales
y el cántaro en la fuente se quiebre
allí done la vanidad descansa
entonces se vuelve al suelo
allí donde el alma descansa...
Pero hay amores nuevos
y campos verdes llenos de esperanza
allí donde todo es bello
allí donde todo se alcanza
jardines de sol y vida
que florecen en el alma...
Vamos a beber en los riachuelos
que vierten su agua clara
y despertad de los sueños
donde sobran las palabras...
Inspirado en el libro de ( Eclesiastés 12: 1-8 ).