Perdido en la bruma
de esta tarde gris y lluviosa
siento la angustiosa
necesidad de tenerte,
de abrazarte y besarte
como ayer, cuando eras mía.
Han pasado tantos años
que te perdí, en el oscuro
laberinto de la vida,
hoy te sigo recordando
como eras, apasionada y bella.
Comprendí demasiado tarde
que, aun queriéndome,
no estabas atada
ni aferrada a mi destino.
Es lo que es, me dijiste,
no nací para vivir en la miseria
tengo encantos y belleza
para aspirar, a lo que vos,
ni con suerte puedes darme
Desolado me quedé,
pensé, es la vida y te dejé partir.
De la puerta para afuera
el mundo es primavera.