lazaro sosa cruz

HASTA MUCHO DESPUÉS

Siempre amé tus silencios,

me los bebí despacio y

aprendí a

distinguirlos por el suave

temblor de tu labio

inferior, por el frío 

contundente de tu mano o

el latido callado de

tu mirada.

Siempre amé  tus silencios,

por desgracia aquello no

lo supe hasta mucho

después.

Lázaro.