Tus ojos
almendras preciosas
con olor a tierra mojada
marrón profundo que irradia vida.
Quién viviera en tus ojos?
Reflejarse en ellos cada mañana.
Ver tu Naturaleza en ellos
ver en ellos mi esperanza.
Ay tus ojos!
Me abandono sin remedio
a la dulce locura que son mirarlos.
Me rindo hasta tal punto
que no quiero en mi vista otro horizonte.
Ay tus ojos!
Me tienen enamorados
me transportan y llevan
al lugar que siempre he soñado.
Si algún día me faltaren
esas dulces almendras brillantes
no cabría en mi alma otra cosa
qué no fuera morir al instante.
Y si de paso he de morirme ya
porque el destino vil los alejasen
déjame, por tu vida, despeñarme
en la profundidad de tu mirada.
Que no encuentro muerte más dulce
ni eternidad más elevada.