Si sólo se tratara de construir,
fabricaría un puente,
uno que camine desde
la continuidad de tus labios,
hasta la línea tenue
que separa mis pies
del agua transparente,
uno que no tenga
miedo de colgar
sobre el espacio,
y que atraviese el tiempo,
la lluvia de verano,
y el invierno,
que llene con su paso
cada pulgada de distancia;
pero no se trata sólo
de construir,
también se trata de resistir,
de poner colores
donde viven blanco y negro,
de darle voz a las palabras
más allá de su caligrafía,
de ver entre los brazos
el sentimiento
emergido desde el beso,
saber que somos
independientes
e inconformemente libres,
allí donde estás,
acá donde estoy,
siempre donde fuimos,
y más aún en lo que hagamos.
Eduardo A. Bello Martínez
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