Siempre vives en mí.
Y así ha de ser... eternamente.
Los mejores años de mi vida,
han sido esos treinta y cuatro años
en los cuales tú exististe, con vida.
Daría la mía, si tan solo estuvieses
un día conmigo, nuevamente...
He tenido muchos goces de vida.
Como también muchas penas.
He tratado de superar
mis muchas decepciones.
Quisiera que estuvieses conmigo
un día, para recordar cuando
tú me decías que deseabas que
fuese un artista.
Un privilegiado músico.
Un violinista.
La vida no me permitió
siquiera intentarlo.
Mi corazón y alma...
éstos, desearon llegar a ser
un gran actor.
Pero muchos obstáculos
se me presentaron,
y quedé al final
de una interminable fila
de ser fracasado.
He intentado ser un intérprete...
Expresar profundidades
de personajes, de la vida...
Pero... siempre se presentan imposibles.
Obstáculos. Que a veces no se pueden superar...
Mamá querida.
Que no te apene lo que sintiendo estoy.
Pero es que hoy...
como tantas veces,
me estoy comportando como un niño...
Y pensar que soy un hombre tan mayor...
Un hombre-hijo que necesita de ti.
Estás donde estás,
y me siento feliz por ello,
porque estás con Él...
nuestro amado Señor
de los cielos...
Como tú muchas veces así lo invocabas...
Pero ponte feliz, mamá querida.
Cierro mis ojos, e imagino
que tú estás conmigo...
Así, mis padecimientos físicos
y mis ansias de poder vivir
unos años más,
me hacen llegar a tener
una ilusión...
en mi existencia.
Muchas ilusiones han sido truncadas ...
existieron, y desaparecieron.
Beso tu foto, mamá,
y así, todas las noches,
puedo llegar a tener
un descanso bueno.
El descanso de un anciano,
con corazón de niño...
Comandante del escenario