Yo te busqué
por sendas y caminos
y no te vi.
Desde mi puesto,
altivo y desde el bosque
miraba lejos.
Soy ese roble
el mismo que tu buscas
y nunca ves.
Algunas veces
he visto algunos jóvenes
besarse abajo.
También tatuarme,
unirme, con su nombre,
y un corazón.
Así se unían
su sangre con mi savia
en nueva vida.
Por eso miro,
recuerda que te veo
y ven a mí.
Recordaremos
el tiempo y el pasado
con tantos sueños.
Viejas vivencias
vividas y soñadas
bajo mi sombra.
Rafael Sánchez Ortega ©
16/04/19