Diseñado en chifón, con gran cuidado,
con encaje de seda primoroso,
era el traje de novia mas hermoso
que mis ojos habían contemplado.
Observaba su rostro venerado,
escuchando el sonido melodioso,
del armonio, que hallaba doloroso,
pues llevaba mi pena en el grabado.
Con su boda llegó desesperanza
esa tarde tan triste del estío,
pues perdida del todo la esperanza
que por siempre su beso fuera mío;
caminaba ilusión en lontananza
como rosa marchita y sin rocío.
Autor: Aníbal Rodríguez.