Cualquier día es adecuado, preciso,
para un recuerdo impertinente, furtivo,
anarquista, frívolo atemporal, inconsciente;
vástago de sinapsis amorales, libertinas.
Visitante imprevisto, colado fugaz, astuto.
Imponente, toma posesión del terruño,
no conoce de linderos, menos aun de prudencia,
y sin vacilación exhuma lo olvidado, lo añorado.
Entonces, “la culpa” ya no es tal, nostalgia.
Tu recuerdo, rastrillada inevitable en el alma.
Basta nombrarte para que el vértigo infantil
del ginguiringongo me devore desde dentro.
Tus ojos, el baile y el salón, los tres.
Soy yo, tu guapo, algo sobre nosotros.
Odisea espacial a las nueve, musa,
no te va a gustar… soy lo prohibido.