SOY CULPABLE
Yo soy tan culpable por anhelar;
mucho más culpable, por insistir;
o por creer y por considerar;
por esperar en no tanto sufrir...
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Pero aunque no lo sea, soy culpable
de imaginar qué podría pasar...
porque la experiencia -que no fue amable-
me aconsejó: \"No eres capaz de amar\"
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Igual, yo no me arrepiento, hoy, de nada...
¡disfruté los momentos que he vivido!
junto a la culpa que llevo cargada
¡y al deleite de habernos conocido!
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De esta manera, de nadie es la culpa
que el Destino acomode estos momentos...
¡nos permiten saborear la pulpa
de frutos que fueron nuestro sustento!
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Soy culpable por la disculpa ausente...
(¡tonto! ¡no pensar que debía alguna!)
pasa cuando uno solo tiene en mente
las estrellas vistas en solitario
y los paseos de una tonta luna
que desfallecen a los calendarios.
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Si bien soy culpable, sigo contento.
De la sabia experiencia, yo reniego,
y , por eso, me alegran los momentos
y el ciclo de arrebatos y sosiegos.
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A la breve, estrecha -y en su homenaje-,
amistad que nos unió alguna vez,
en la que pasamos -como un deber-
gratas circunstancias de aprendizaje,
trataré de ser capaz de entender,
con mi pequeño cerebro de pez,
que ahora, ni antes, ¡nunca! iré a saber
lo que no pude entender de este viaje.
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Pero aquí todo tiene su momento
en el amor, en tiempo y en espacio,
por eso, no será culpa de nadie,
quedarnos, así, sin resentimientos,
siendo la buena onda la que se irradie,
al fin del infinito o en su prefacio,
para poner distancia emocional
o, tal vez, sanear un mal momento.
***
Quizás se cierre un ¿último? capítulo
que hemos leído, de un hermoso libro
con la pasión de su exclusivo título.
Creativos dioses desconocidos
lo han escrito, mientras, yo, sin apremios,
memorizo recuerdos que equilibro
en una balanza llena de premios,
eternos, -para todos- ¡merecidos!
***
EDUARDO FAUCHEUX
10-05-2019