Es un orbe que proyecta magia lúcida,
tan agudo como acantilado,
abstraídas las anécdotas,
hasta los recuerdos de otros orbes.
Lo llaman sueño, lo llaman así,
es mucho más:
la polea que tira sola de sí,
la cascada de oro derretido,
tiempos reunidos en un sitio,
de tierras nuevas e intrincadas,
donde las infancias resucitan,
apócrifo ese mundo.
Se reúnen, bajo su amparo, los místicos magos,
discuten misterios sin palabras,
emiten la pronunciación de un veredicto.
A veces seductor, atrayente
otras tantas reluce de misterio.
Nocturno, es un personal ideal efímero,
muere al llamado del amanecer esclavo
¡Se va, se va!