Ser madre es recoger de este mundo maravilloso la semilla que alguna vez sembraron nuestras madres,
y sentir que ese árbol que crece tendrá unas ramas tan fuertes como la tuvieron aquellas que nos dieron la vida,
aunque nuestras ramas no cobijen su vejez porque ya es muy tarde para hacerlo,
hoy las conserva el cielo y nosotros estamos de lamento,
hoy solo debemos entregar el amor suficiente que nuestro ser pueda concebir para ese pedacito que ha salido de nuestro cuerpo
y hacer que sienta la protección de la MADRE siempre, porque aunque crezcan así como nosotros lo hicimos,
siempre sentiremos que nos falta la mano de nuestra progenitora,
la pregunta es CUANDO LA MADRE ESTE VIEJA, QUIEN LE DARÁ LA MANO?,
será que nuestras obligaciones no la incluyen a sabiendas que ella siempre está ahí a la espera de nuestras quejas,
secando nuestras lágrimas, abrazando nuestros miedos, orando por nuestro progreso,
defendiéndonos de algún peligro,
esforzándose por nuestro alimento, trasnochando su cansancio con nuestras tareas,
amaneciendo con su sueño antes de la aurora
para que empecemos nuestro día, acariciando nuestro cabello, acompañado de sufrimiento
por nuestro propio regreso del colegio.
¿Y quién por ella?
Pero Dios está ahí presente para levantar su ánimo del suelo cuando con nuestras acciones la derrumbamos;
Dios acaricia su vientre mientras nosotros pateamos la creación con el olvido;
Dios besa su frente sudorosa mientras nosotros descansamos;
Dios abraza su corazón mientras nosotros lo rompemos como un cristal en mil pedazos;
Dios le susurra al oído mil dulzuras mientras nosotros amargamos su día con la ingratitud;
Dios le coloca una alfombra suave a sus pies, los lava y desodoriza,
mientras nosotros le hacemos un camino de piedras; Dios toma sus manos entre las suyas
para que se suavicen nuevamente, mientras nosotros las ajamos de tanto maltrato en su trabajo;
Dios le da luz y brillo a sus ojos cuando nosotros se los marchitamos de tanto llanto;
Dios toma su cuerpo y le inyecta esperanzas cuando nosotros lo hemos encorvado por el peso que le damos;
y cuando ya marchito por el cansancio, por la enfermedad, por a veces soledades
y cuando su alma no resiste más, Dios, ese ser divino, nuestro creador de vida
que le dio solo a la mujer la capacidad inmensa de ser MADRE,
entonces se hace cargo de ella y le ofrece el paraíso para su descanso final.
DIOS BENDIGA A CADA UNA DE LAS MUJERES QUE SIENDO MADRES,
NO OLVIDAN LA SUYA JAMÁS,
no se olvidan de amarla, de adorarla, de respetarla, de ofrecerle compañía,
de brindarle un abrazo siempre, de besarla, de servirle de apoyo cuando sus piernas no se mueven tan ágiles como antes, de darle la mano con toda el cariño que ella se merece,
hoy las invito para que todos los días de la vida demos gracias a DIOS todopoderoso por habernos dado
EL DON DE LA CREACIÓN, DE LA PROCREACIÓN, EL DE SERVIR DE SEMILLA PARA DAR FRUTO A LA VIDA,
SER MADRES, ES SENTIR A DIOS EN NUESTRA VIDA Y ACEPTAR LO QUE NOS REGALÓ
FELIZ DIA Y TODOS LOS DIAS MAMÁ.
(DOMOTA)