Con apariencia de atildado caballero,
arrogante te paseas por la plaza,
es posible que si juegas esa baza,
una dama atisbara a ese grosero.
Estirada y sacando mucho pecho,
una dama por la acera con tacones,
pone en pie a una cuadrilla de mirones,
que fingiendo se encontraban al acecho.
Elegante se dirige hacia la dama,
invitándola a tomar una cerveza,
pudiera ser que se quedara de una pieza,
si rechaza el aceptar esa proclama.
Ella le mira de lado aduciendo indiferencia,
pero el galán no se arruga,
y mostrando su ternura,
se itera con insistencia.
Una flor le ha regalado,
para intentar convencerla,
de esa forma podrá verla,
sin que le mire de lado.
Una cómplice mirada,
puede sellar el encuentro,
de una dama que en su adentro,
por el galán fue prendada.
J. Piñeiro