Esta es la historia de un botijo
con sombrero de ala ancha
que vivía en Andalucía
allí entre los verdes olivares
tenia su alacena usía,
era un poco risueño y campechano
siempre la mano extendida
galante en invierno y en verano
en su vientre guardaba el agua fría
como socarrón andaluz
le gustaba la riña y la porfía,
también el buen cante y el buen vino
la jarana y la torcía, que alumbraba
era ruiseñor de tierra adentro
dado a las letras y a la poesía
eso si, tenía buenos sentimientos,
yo me acuerdo que un día se rompió
y se hizo cincuenta tiestos
el agua, eran lágrimas de esta tierra mía
cuanto le echan de menos
los labradores y olivareros,
y hasta los buenos cantaóres
le han puesto como ejemplo
bailaó de sevillanas y seguidíyas
hoy ya le han buscado repuesto
mucho ruido y pocas nueces
solo han quedado los tiestos,
grita el sol por las calles
¡ se venden botíjos nuevos..!
A ver quién me compra estos queréles...