Cuantas noches
camine tu plenilunio
rocío que caía de tus labios
luchando el amor a cada paso
derritiendo castillos anhelados
sembrando ternura en tu terruño.
¿Y qué?
Tus promesas
se habían posesionado
de mi inocencia, mi arpa
y mi cadalso
cadenas que cayeron
en el ocaso
metales derretidos,
por si acaso.
Errante ya no ando
por la vida
quizá por mi consciencia derretida
me encontré
cayendo por la alquimia.