De nuevo el sol
se muestra en todo el día
y nos relaja.
El cielo azul,
sin nubes a la vista,
nos da la paz.
¡Bendito día,
que llega y que nos deja
tanta hermosura!
Pero la paz
se rompe con las guerras
y las envidias.
Hay que luchar,
lograr que las miradas
sean sinceras.
Y que el saludo
esté en los corazones
y en sus latidos.
Seguramente
vendrán días de lluvias
y de tormentas.
Pero, entre tanto,
seamos consecuentes
con el regalo.
¡El cielo azul,
el manto de los sueños
y de los niños!
Rafael Sánchez Ortega ©
20/04/19