Brisa eres, bien arrebatado al cielo,
inscrito en esos ojos de ángel de algodón
que me obsesionan tanto al desconsuelo
cuando pongo en la mirada el corazón.
Aniega tu figura mis pupilas contritas
como un tatuaje de fiesta y alegría
que se dibuja sola en tu mirada sin cuitas
como se dibuja el sol en pleno día.
Regocijase entonces las níveas avecillas
que se visten de arcoíris de la infancia
cuando se pueblan de rubor ya tus mejillas
al contacto con el clima de mi estancia.
Buscándote está el rayo de luna
aquel que se releja ahí en tu piel
para irradiarte con su luz como fortuna
y embriagarse con el néctar de tu miel.
Abrigaron tus pestañas hasta al viento
que se jacta de besarte sin condenas
para luego inundar el firmamento
como inunda ya tu luz hasta las penas.
Recorro tu cabello de oro vida
que te cubre como un manto de ambrosias
matizando el cielo gris de algunos días
que vigilan tus pisadas de elegida
Indeleble ya es tu huella en mis parajes
pues tus ecos siempre quedan en mis nubes
y no importa cuando bajas cuando subes
pues te quedas en la ausencia de tus viajes
Tantos versos te persiguen como sombra
para hacerte su cadencia ahí en sus rimas
y contarle al corazón que ahí te nombra
que eres libre como el ave de las cimas
Aunque a veces estés seria ¡ay que me matas!
igual siempre te contemplo de lejitos
y ahora que en mi mente ya no escapas
he rimado con tu nombre estos versitos.