Aprendí que la perfecta armonía social es un juego de ociosa fantasía, que las ideas y las vidas violentamente trastornadas sostienen peligrosos fanatismos. Aprendí que la vida no puede ser atrapada por los conceptos fijos, los modelos abstractos y los finos instrumentos que son apropiados para la lógica o el análisis lingüístico… Es verdad que no ha sido fácil levantarme cada mañana y mirarme a los ojos, no ha sido fácil… pero sigo, porque “cuando uno logra verse a los ojos, no sabe lo que ve…” Y yo, yo necesito saber qué es lo que veo...