Dicen que recordar es volver a vivir,
y yo revivo cada vez que en mis memorias te miro.
Nunca me arrancará nada ni nade
la esbelta figura tuya,
aquel cruzado de piernas al sentarte
ni tu hermoso y largo cuello al asomarte.
Yo de 15 y tú de 13,
tú parecías de menos y yo me veía mayor.
Aquella única vez en mi vida
marcó mis emociones, mi sentir,
cambió mi gusto
y te soñaba cada semana durante casi 3 años,
sin siquiera saber tu nombre
pero sólo recordando de tu cabello el olor...
Escribí como loco versos de historias fantásticas de amor,
donde yo era el poeta y tú la musa que me dabas color.
La vida nos juntó,
y nuevamente una oportunidad me otorgó,
pero esta vez yo ya estaba lastimado,
aislado y sin emoción en mi interior...
No sé ni cómo ni por qué,
pero aquí estás junto a mí,
tan magnífica y tan hermosa,
tan inteligente y tan fuerte,
que me da miedo de consultar al espejo
y ver que no tengo ni la mitad de lo que tú mereces.
Me dices que no necesitas de mí,
que sólo estás conmigo por amor,
y me da miedo al pensar
que entonces me sería más fácil de perderte,
cuando tú pierdas la convicción
de seguir junto a este iluso perdedor.
No me sentiré perdido ni derrotado
antes de dar batalla a mi peor enemigo,
no escucharé aquellas palabras
que buscan aplastarme para ser su cautivo,
pues bien yo he sabido
que he de luchar todos los días
conmigo mismo,
y confiar en mí
sin dejarme creer que tengo razón
al querer ser mejor para mí,
y para tí también, mi hermoso corazón.
Tienes ese olor a café,
el cual no puedo abandonar,
tienes ese sabor del cual nunca podré olvidar,
perfecta mezcla de color, aroma, carácter y personalidad,
con cuerpo hipnotizante,
rasgos fuertes y al mismo tiempo elegante.
Necesito whisky en las rocas para poder descansar,
pues eres tú la que me quita el sueño,
mi adicción más fuerte,
mi miedo a perder,
y lo que todos los días busco sin agotarme,
pues es un placer estar cerca de ti,
ver aquellos hermosos ojos en forma de gotita,
e intentar de descifrar todo aquello que tu interior organiza,
mientras me pierdo en ese largo cuello subiendo
con dirección a tu sonrisa.
Mi hermosa amada,
y mi entera vida.