Buenos días. Con permiso. Vengo junto a Fulvia.
He aquí un modesto ramo de florcitas silvestres.
Lo acabo de recoger en el campo de mi cariño.
Me acompañaban el alba y pícaros guiños del rocío.
Traigo margaritas, clavelinas, algunas violetas,
un gajo de amorcito y un puñado de jazmines.
No pude atrapar las mariposas amarillas,
pero traigo sus aleteos ariscos
en mis manos de ternura.
Si pudiera traer algo más,
hubiera puesto en mis labios el agua bendita
que corre, fresca y serena,
por el cauce nuevo de mi corazón.
Escuché el misterio y canté el silencio
al compás sublime de aves matinales
en el cumpleaños de un ángel azul.
Azul de infinito con sabor de tiempo
Como el manto inmenso de esta mi amistad.
Por favor, tengo que irme.
Las campanas de mi vida marcan las horas de prisa.
Sólo quise dejar este presente.
Un poema pequeño que esconde un beso grande.
Mensaje sincero, abrazo de padre
y un sentimiento que inunde tu nombre:
Fulvia, que los cumplas muy feliz.