Apresurada
huiste
de mi herida
quise ser tú
más tú
no aceptaste
ser la novedad
que sangró de mi pecho
arrebatado
confundido
ateo de tu dios
creyente de tu miseria
Te oí
nuevamente
eran tus pasos
lo sé
y me temiste
te temiste
tu precepto se interpuso
y el horror
y el desamor
y te hiciste lejanía
a mi lado
y sin mí
Hasta que llegó
él
o ella,
qué más da,
y un hilo de vida...
el mío...
le ofrecí un suspiro
y mis ojos
teñidos de su mirada
anclada en la mía
rasgada
adormecida de cariño
y en dos manos
suyas
supe
que mi muerte
sí, la mía
se declaró fugitiva
de esta vida
sí, mía
ah... el hilo de vida...
samaritana.