Ser todo menos presencia para los necios; ¡¡que se alimenten ellos de sus dietas de soledad, de sus vacíos profundos!!. Que no nos roben lo único que, legítimamente, nos pertenece: mostrarles sus propias miradas.Toca separar lo conocido de lo desconocido, es toda una aventura hacia la nada de la que estamos envueltos, la nada de todo. La mente para enfrentarnos a los otros ha de estar siempre fresca, suelta y adelantada al tiempo que nos queda; no se nace con la sabiduría del descubrimiento pactado.¿Cuál sería ahora el principio de nuevo: aprender o desaprender u olvidar? Quizás alguien debería confirmarnos que estamos hechos de realidades equivocadas, de principios no definidos o no acabados.
Solución, ahora: Callar para silenciarnos y aparentar lo inalcanzable.
Lázaro.