La discoteca apagó sus focos y Huele a velatorio.
La mañana impertinente, incontrolable,
me abraza a la salida.
Qué hago aquí
de quién es este cuerpo que apenas sostengo
dónde está mi vida.
Es hora de desandar la huida
volver a casa
llorar
arrepentirse
dormir. Tal vez
esnifar los rescoldos de otra noche
en que vi ponerse al sol
puntual, violento
y sincero;
como tu portazo
al verme llegar.