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**~Novela Corta - Una Rosa Negra - Parte IV~**

Y era ella, la presidenta la que llevaba en sus hombros una dignidad, una virtud y una integridad como persona, como mujer, como esposa, e hija y más aún como presidenta de un sólo convite, de un sólo ancestro como lo fue proteger la discriminación racial entre dos bandos, entre negros y blancos con el convite negro. Y ella, Rosa, una rosa negra, propone al convite negro nombrarlo con un nombre elegido por voto mayoritario, en sólo tres semanas más. Y todos eligen un nombre y se encontraban los nombres del “Convite Superior de Raza Negra”, “el Convite de Negros en Pro De Derechos En Equidad”, “Convite de Negros En Defensa de Nuestra Raza Negra…”. Esos eran los nombres a colisión que debían de escoger los presentes en la asamblea. Y se llenó el convite con los presentes. Para emitir su voto y hacer valer su voto en la asamblea. Y todos votaron mayor brevedad e interrumpió la presidenta al convite negro, y dijo, -“lleva 10,500 votos el nombre el Convite Superior de Raza Negra, y 12,300 el Convite de Negros en Defensa de Nuestra Raza Negra y por último 15,500 para hacer ganador al Convite de Negros en Pro de Derechos en Equidad”-. Y así se llamó de ahora en adelante, el convite de negros. Y dijo más cuando presentó el nuevo nombre ganador en la asamblea…



               “...buenas tardes, compañeros de la asamblea, les anuncio que el nuevo nombre para el convite negro es hasta el momento el ganador por voto mayoritario el Convite de Negros en Pro de Derechos en Equidad…, que sea para bien y de muchas bendiciones para todos nosotros en el convite y por siempre en nuestras vidas cotidianas al participar como voluntarios en nuestro convite de negros en defender y proteger a nuestra raza negra…”,

 

Y así concluyó la presidenta en la asamblea y más aún logró todo aquello que deseaba para el bien de la comunidad dentro y fuera desarrollando destrezas para defender de la discriminación hacia los negros y con ímpetu y valentía fue más allá logró enaltecer su color como el primer color del mundo, yá que existe en estadísticas que hay más negros que de la raza blanca en todo el mundo. Y así fue de hermoso poder vivir en mundo equitativo para la década de los ‘80. Yá casi termina la universidad Rigoberto, hijo, y como siempre al acecho de su raza, y siempre llegaron a discriminarlo, pero, llegó y terminó lo que otros blancos no terminaron su bachillerato en Ingeniería. Y laboró para una industria extranjera y pudo lo que nunca un ascenso en su carrera a tan corta edad y comenzando a laborar. Y entregó cuerpo y alma. Sabiduría y sapiencia. Y pudo ser como todo hijo el cual querían las familias de esa época, ser un verdadero profesional. Cuando sólo quiso ser como un buen hijo y que estarían orgullosos sus padres. Y sintió discrimen laboral como todos o la mayoría de los negros en su labor. Cuando sólo se defendió bien educado y retirándose del lugar como desde pequeño. Su madre Rosa, estaba bien orgullosa, y más quiso ser como la madre exquisita, la madre susceptible y más aún alcahueta. Y celebraron juntos los logros obtenidos por parte de su hijo, Rigoberto, hijo. Y más aún quiso compartir el momento, en que su hijo lo nombran y asciende de labor. Y celebramos con vino y champagne, en su hogar en la DQ Avenue, donde todavía residen. Y en un momento cuando acabó toda la celebración y se marcharon los invitados, Rosa, quedo cansada y abatida pero muy feliz y orgullosa. Llega a su dormitorio y descansa en su habitación en su cama, y piensa en su libro novela “La Casa en la Pira”, y lee una breve parte del libro escrito por ella misma que decía así…

 

                 “...entre las tinieblas frías de la noche a consecuencia de los cencios, busco permanecer aquí, hoy no quiero salir de la pira cuando me asusto quedarme aquí por siempre, soy fea y ningún brebaje me ha hecho cambiar, todos se asustan con mi físico, no puedo ser bella como las doncellas, pero, hoy esta noche me quedo aquí, si salgo de noche y hago escapadita con la fría noche para que nadie me vea y de día permanezco en la pira en la casa en la pira…”,

 

Y Rosa, como una rosa negra, quedó satisfecha con su libro y más con el acontecimiento. Y durmió. Soñó la verdadera libertad, soñó que los negros se abrazan junto a los blancos, y que por consiguiente había fraternidad entre ambos colores, y que el blanco respetaba al negro y viceversa. Cuando se siente así como una mujer noble con el blanco y que por respeto, se respetaba a conciencia, a pulso y a gota a gota lo que nunca se veía en las calles ni mucho menos en la DQ Avenue. Y soñó y fue un hermoso el sueño. Combatió como todo heroína en el sueño y supo que los blancos tenían un miedo, y era el de la supremacía negra. Ser menos en inteligencia que el color negro o superar todo obstáculo en su camino y ser todo un profesional. Y por ahí atacó en el convite. El sueño le dió esperanza, fe y consuelo. Consiguió lo que nunca, becas para estudiar los negros, consiguió más incentivos para mejorar las escuelas donde pertenecía más la raza negra. Y logró todo aquello a ser a conciencia, que la persona de raza negra fuera capaz de valerse por su propio mérito e inculcó a los hijos del convite negro a superarse más y más y ser alguien. Como el sueño le expresó a ella, a la Rosa, como una rosa negra en el jardín. Y logró todo aquello que practicaba en su diario común con su hijo, Rigoberto, hijo. Y quiso e irrumpió en su pensar cómo lograr a ser un negro descendiente de negros inteligente. Y a los padres les otorgó un camino en salvaguardar la inocencia de cada niño, pero, con coraje en defender su raza y que no sintiera el fuerte discrimen por algunos blancos. Y crecieron como todo hombre y quiso ser más que un sólo negro. Fue tanta su educación sin ser interracial, sino moralista y con más ímpetu en defender y respetar su propia piel hasta la muerte. Y que su ego creciera como todo sueño idóneo, suspicaz, real y verdadero. Y que jamás se obtuviera un discrimen tan alto, tan consecuente como socavar dentro de la sicología de un niño negro. Y sí, se hicieron hombres y los hombres tuvieron niños, y sus hijos o niños fueron criados de tal manera que yá para la década de los ‘90 no había ni hubo tanto discrimen racial. Yá la Rosa, tenía más de sesenta y dos años y cumplidos. Tenía una experiencia sorprendente como ella manejaba cada situación en el convite negro, con cada situación que venía a colisión. Y hasta más tenía una vivencia autónoma. Y se hizo mujer, una verdadera mujer altiva, con coraje y valentía e ímpetu en lograr todo aquello para el convite negro. Y fue ella Rosa, una rosa negra, para la vida, para el jardín y más aún para el convite negro. Y fue ella, la Rosa, una rosa negra, que sólo en el jardín se cosechó lo que era en ser negra en verdad, cómo sus rayos penetró hasta el fondo de aquella rosa roja que se convirtió en negra. Y así fue, que socavó dentro del imperfecto momento, y fue como el tiempo, como el reloj, dando horas exactas y quiso entregar en cuerpo y alma su delirio en ser negra intacta y de pureza innata. Y fue a su hogar a deliberar el camino a seguir con el convite negro en su oficina. Y socavó muy dentro de sí. Cuando el tiempo soslayó en penumbras, en sombras tenues, como el tiempo en tinieblas tan frías que desampararon el tiempo. En el espejo una sola mirada. Y quiso ser como la luz del alma interna, como un sosiego tan clandestino. Cuando se siente el frío de una hermandad que no existe cuando se tiene que proteger dignamente en contra de otro ser humano. -“Eso es denigrante para la raza blanca”-, se decía ella. Se sentía fría y socavada. Y quiso ser como el aire, dando vueltas a todo su alrededor. Cuando sintió el coraje de salir afuera, al balcón de su casa en la DQ Avenue, a leer de su novela “La Casa en la Pira”, que decía así…

 

                “...en un lugar tan hermoso como lo es poder vivir en la pira, en la casa en la pira, es como sucumbir en un sólo deseo de esconder a mi propio yo en un sólo cuerpo, y así es la pira esconder mi físico, para que nadie lo pueda ver, y salir de noche cuando todo es negro, como del lempo color...”,

 

Y Rosa, una rosa negra, vió que el atardecer llegaba en su máximo esplendor, y un joven camina por la acera y la saluda, a ella, a Rosa, una rosa negra, a la presidenta del convite negro que presidía en contra del impacto racial hacia su propia raza. Y un blanco también paseaba por la acera cuando le grita al joven negro, -“negro”-, ella, la Rosa, la rosa negra, lo trae hasta su jardín y le cuenta su historia, cuando le dice, -“hombre blanco, ves ésta rosa es roja como tú puedes observar y ésta está marchita como lo puedes entender, es de color negro, se convirtió en color negro, no es por nada, pero, la salvación está en el cielo y no en el infierno, ¿cuál tú escoges?, y él le dijo, -“al cielo”, y ella la Rosa, una rosa negra le contesta, -“pues, el cielo como es blanco se torna de noche oscuro, ¿verdad?”-, pues, es como la rosa roja se torna también oscura y de color negro, espero que cuando escojas el cielo para tu salvación te quedes con tu pellejo blanco y no en huesos como nos quedamos todos”... y así concluyó y el joven blanco entendió lo que la Rosa, una rosa negra, le explicó con algo tan claro como el agua, pero, tan lleno de lodo como lo fueron aquella palabra del blanco hacia el negro. Cuando ella, la Rosa, una rosa negra, se convirtió en toda una salvadora de su clase y más aún de su raza negra. Y llegó al convite negro, y no se opuso con todo su poder para defender al negro, al de su propia raza, como es de costumbre saber. Que para ella, la Rosa, una rosa negra, y se impuso más que el mismo cielo o el mismo sol o la misma tierra en defender a la raza negra. Ella, en su convite negro, impuso más derechos sobre la raza negra, y creó una división entre los blancos y negros. Y más una declaración autónoma en crear un desenlace en defender a su raza negra. Una rosa negra, como aquella rosa roja, en el jardín de aquella casa vieja. Y descubrió un apoyo por parte de otros asambleístas cuando logró ser como el mismo cielo oscuro de una noche clandestina en ver el cielo con la luna blanca, -“y si fuera así”-, se decía ella. Como que sería una reconciliación con la raza blanca y con el de color negro. Y se hizo como una lluvia de sensaciones en un cielo gris y tan oscuro como su propia piel. Y se enalteció su voluntad y más aún se creó una distinción para la raza negra. Y se intensificó más y más, el color negro. Y más se debió de entregar lo que se creó un dolor como fue ser discriminado, y más aún despreciado y todo por su color. Y más aún creció como leona, como toda reina del ajedrez, pensando en que siempre en el juego la reina blanca juega primero, pues, ganar o no, no se le otorga por dar el paso en primer lugar. Y defender a su rey fue cuesta arriba todavía para la década del ‘90. Y su rey siempre será su piel, su raza negra, su etnia. Y más aún creció como toda mujer, defendiendo tanto o más a los suyos. Ganó la distinción universal en defensa de su raza. Y se convirtió en una gran “madame” de raza negra. Y Rigoberto, y Rigoberto, hijo, orgullosamente por defender su propia raza, se sublevó más aún la defensa voluntaria en que creía el convite negro en hacer valer sus derechos como raza negra. Y no se reveló el secreto en cómo hacer defender su propia raza, sino que en el convite negro se expresó de tal manera así cuando un negro reveló lo que había pasado hace mucho tiempo y quedó callado…

 

                   “...no se entiende porqué los negros nos callamos el desprecio, el rechazo, o el conjuro de porqué nos callamos lo que nos hace el de color blanco, no se debe de alimentar el corazón con prejuicios, hablen y no se calle jamás el de raza negra, que no somos máquinas, somos seres humanos, que sentimos y pensamos, y que por ende, somos una humanidad, una sola raza, y la primera en el mundo, porque existen más negros que blancos…”,

 

Continuará………………………………………………………...