¿Dónde estarán los viejos amigos de la vida?
Son tantos y tantos…
¿Estarán vivos?
¿Se habrán encontrado alguna vez nuestros caminos?
¿Y los amores? Amores incompletos. Amores perdidos.
Aquellos que fueron y no fueron…
¿Qué habrá sido de ellos?
Y es tanta la tristeza que estas reflexiones motivan,
que de momento la mente no lo soporta,
y los recuerdos que son como sombras,
vienen y se van.
Recuerdos de la vieja casa de la infancia,
llena de tiempos vividos,
de amigos, de familiares que ya no están.
Recuerdos de tantos momentos de la vida,
algunos felices,
otros desgarradores,
que nos sorprende poder recordar.
Ese es el gran misterio de nuestra mente.
Quiérase o no,
para bien o para mal,
no existe el olvido total,
aunque exista la curva del olvido.
Existe el amor y la amistad;
existe incluso el odio a ultranza,
existe, estructurado en algún lugar,
copia bioquímica de todo lo que fuimos,
y aunque la mente optimiza
eliminando lo secundario,
siempre deja grabado lo significativo
como línea del tiempo de nuestras vidas;
escrita con tinta invisible,
hasta que la imagen se transforma en recuerdo
y el recuerdo jamás será olvido.
Frank Calle (15/mayo/2019)