Como abejas que liban el néctar de las flores,
tal tus miradas acarician mis sentimientos,
mi corazón rompen las coloradas sonrisas
de esos tus ruborosos labios de terciopelo.
Tus suaves aromas embriagan la sed de mi alma
y endulzan la lívida amargura de mi pecho,
sonrosadas fragancias que subliman el aire
entre los abigarrados colores del viento.
En tus tenues tornasoles rielan mis suspiros
como fugaces estrellas del vasto universo,
o como desvaídas pavesas arrancadas
con los ardorosos dedos de un álgido fuego.
En una tibia noche estrellada de verano
besé la dulce brisa del color de tus pétalos
y en los efluvios de tus esencias carmesíes
se derritieron mis aterciopelados sueños.