Quizás es tarde
para soñarte...
para decir,
en tan sólo un instante...
que jamás te olvidaré,
pues apenas
es desaire... el sicómoro
enardecido de su risa,
donde la madreperla
sin su rosa...
aún conserva un cierto aire
a desenfadada llamarada,
desvencijada
muy vagamente...
más allá de aquellas
ufanas
y níveas mariposas,
desamortizadas
de trágica belleza...
en el marco,
inalterado
de recuerdo.