Que recuerdos más entrañables
Me vienen a la cabeza, Dios mío
Que baños más ricos y especiales,
En tus aguas me enseñaron a nadar…
Y sentí divinos gozos, en tu morada
Noches de verano, mirando la noria
Rodar y rodar escuchando el agua,
Me parecía estar en el mar, de la gloria…
Amantes, que se confesaron su amor
Viéndote rodar con besos de euforia,
Paseos en madrugadas, de calor
Sintiendo tú bruma, fresca y oleada…
¡Dios mío, qué maravilla y gozada!
Ahora ya no puedo ver lo de antaño,
Quieren quitar el monumento Ñorero
Por la política del cínico, de Zapatero…
No demoléis la noria, mi Rueda embrujada
Si pudiese hablar de los amores que ha visto,
Nos contaría fantasías, de huertanos Ñoreros
Que emigraron al cielo, con su recuerdo vivido…
En esta Noria de sueños, alegrías y encantos,
Las aguas ya no pasan por tus cajoneras
Que llenaban las rejicas y todos los huertos
Pena que llevo en el alma, muy cerca del corazón.
¡Latiendo con la visión de tu rodar, en mis devaneos en el desván de los recuerdos y mis llantos, emocionados!
¡Noria sagrada que en el siglo veinte los monjes a la Ñora donaron, para alimentar con tus aguas, sus lindes huertanos!
Modesto Ruiz Martínez / martes, 06 de julio de 2010