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**~Novela Corta - Una Rosa Negra - Final~**

Todos quedaron completamente de acuerdo con aquellas palabras de Rosa, de una rosa negra. Y más aún cada uno trató de recordar algún discrimen que calló, hasta que uno habló, -“Yo, me llamo Pablo y callé también no por mí, sino por mi agresor verbal, y todo porque si yo hablaba podía haber sido despedido de su empleo y callé por eso, hizo un discrimen altivo, cuando yo me encontraba en la tienda y prefirió atender a otro de raza blanca en mi turno…”, y Rosa le responde, -“muy bien Pablo, jugar con el sustento no está muy bien, pero, tú sí fuiste y muy bueno, un excelente cliente y más fiel a tus principios…”-, y otro negro habló también y les contó su historia, -“yo fui testigo de un acto discriminatorio, cuando a una persona de raza negra fue discriminada por su raza negra, y yo no hice nada, y me arrepiento de ello, no la defendí por temor y miedo, hoy día tengo más fortaleza y más fuerza en lograr aquello que nunca me atreví a hacer”, más dijo el señor de raza negra. Y la Rosa, una rosa negra, les contestó a él y a la audiencia que… “no tengan miedo de nada, en defender a su raza, a su propio instinto, y más aún a su raza, su piel y más aún su manera de ver y sentir y de tener en sus manos una raza que se puede proteger en contra todo, es el convite negro, el que ordena a sus habitantes a defender su raza cueste lo que cueste, sin temor ni miedos, con valentía y supremacía…”, y así concluyó Rosa, una rosa negra. A la que todos respetan por su fuerza de espíritu, por su respetable delicadeza en dirigirse a la audiencia, y más por la persona que yá se conocía, y por la fuerza mandatoria, firme y sagaz que tenía la Rosa, en dirigir el convite negro. Y recibió elogios y más recibió el cariño y el respeto entre todos allí. Y se enalteció su mundo, y más la figura central de Rosa en el convite negro. Creció como leona y más aún creció con garras en defender y proteger a los de su propia estirpe y linaje, a los de raza negra. Y comenzó el dictamen en contra la raza blanca en defender a la raza negra. Los edictos los autorizó, bien decidida y comprendida y mas aún apoyada por todos los integrantes de la asamblea. Los colocó en la avenida y más aún en todo lugar público, e hizo público al convite negro y le otorgó más audiencia, más personas de color negro. E incluso se refirió a que el convite llevaba más de treinta años ofreciendo derechos y servicios a la gente discriminada de raza negra. Y que el convite negro se creó para ello, para defender la cría de gente de raza negra. Y que se unieran más al convite negro, para ser más en fuerza y poder. Y ser más de lo que se espera, cuando se espera a que el comienzo sea indiferente, sea más cauteloso, con gente más educada y más respetada que lleguen al convite negro y se sometan a defender a su raza negra. Y hubo congregación de los adyacentes lugares y más. Cuando se electrizó lo que fue un desastre, como que se intensificó más la agudeza en defender con valentía a la raza negra. y logró todo aquello que nadie podía en proteger a los suyos de raza. La etnia, la moralidad, y lo interracial se unió en fuerzas y más aún lo que fue creado para lograr a llegar a ser más que una persona de color negro. Cuando se logró decir todo aquello en que el silencio ocultaba cuando el discrimen fue la mayor fuerza para esas décadas. Y Rosa, se fue por el camino hacia a su hogar y se encuentra con un viejo, más viejo que ella, y la saluda y le dice en la DQ Avenue, “hola amiga, sé que el convite negro se hizo más público y que allegó más gente de lo que esperabas, entonces eres la mujer de raza negra que pudo contra todo discrimen social…”, y ella le contesta que, -“sí, estoy muy contenta por ello y por todos, gracias, que siga su camino con bien…”, y Rosa vá de camino hacia a su hogar. Y Rigoberto se encontraba allí, ríen con lo que han prometido y cumplido en el convite negro. Y le dice la buena nueva a él. Cuando se siente una superación, una extraña, pero, satisfacción contundente. Y Rosa vá a descansar a su dormitorio, cuando se encuentra su novela la que escribió cuando joven, “La Casa en la Pira”, y descubrió algo en la novela, que decía la bruja así…

 

                    “... sólo soy feliz en la pira, es como poder ver y sentir el aire en saber que la vida vá y viene, pero, yo sólo busco mi felicidad y es está, es como poder sobrevivir en lo que queda aquí, entre las tinieblas frías, como en la bruma espesa del mismo cielo y saber que mi mundo no existe sino me quieren a mí, como yo soy tan fea, quedo como una hoja de otoño en el suelo tirada y olvidada y seca y sin vida…”,

 

Y quiso ser como una simple persona, pero, que ayuda en fraternidad a sus hermanos conciudadanos. Y más quiso ella salir, se decía más, y todo porque la bruja en la pira no salía de allí, y se dijo que… -“yo nunca fui como tú, pero, me enseñaste algo, que hay que salir hacia el mundo y conseguir lo que nunca, lo que en la vida no se consigue tan fácilmente, después de mucho labor, y de mucho esfuerzo para poder obtener lo que en fuerza de lucha, se obtiene…”, y se dijo ella, la Rosa, una rosa negra. Como fue el principio y tan desafiante que sólo se halló la frontera entre dos bandos negros y blancos y se pudo conseguir lo que nunca una salvación explícita. Cuando se logró sublevar lo que en el ámbito se presentaba aquí, en una prisión de raza negra. Cuando se siente aquí, el desenlace triunfante de querer ver a los de la raza negra, ser feliz. Cuando sólo hacía un sólo tiempo en que se sueña lo que pasó. Una desafiante y perseverante en defender a nuestra raza negra. Porque y todo fue como subir hacia el cielo sin alas abiertas. Cuando se sintió el frío como el calor de un todo. Cuando se fundió el cielo con la tierra, dos fuerzas terrestres en un mismo tiempo. Cuando la penumbra soslayó en un desierto, que antes era un mar abierto. Y se electrizó el cometido, en salvaguardar lo que era y que después fue un cielo abierto donde se crecieron las alas para volar lejos. Y así fue defendió lo que le pertenecía a su piel. Y fue más que el tiempo o más que el mismo cielo. Y fue ella, la Rosa, una rosa negra. Que deliberó tanto en promulgar derechos que impartió orden como si fuera un talión verdadero. Y quiso ser como toda luz, que dentro de la oscura noche había un pedacito de luz, y eran sus ojos que brillaban aún de felicidad. Y quiso ser como toda reina, y fue más que el viento, que enredó una tormenta en el mismo centro como el ojo del huracán. Una tempestad que se le teme, pero que es verdad, cuando se siente el efímero, pero, tan cálido tiempo. “En que sólo me presenté como una negra, con una inocente mirada, ante el convite negro, y hoy día soy la presidenta”, se decía ella. Y así se vió reflejada la manera de ver y sentir, lo que distrae y no atrae la manera de ser infeliz y discriminado, sino en ser a conciencia toda mujer negra que se defiende a sí misma y más aún a su piel y a su raza negra. Era ella, la Rosa, una rosa negra, que quiso ser en verdad todo poderío en ser una precursora de su raza y de su piel. Y más, se dirigió al convite negro así, una noche esplendorosa como aquella rosa negra en su jardín y dijo…

 

             “...bueno señores y señoras, que además de ser parte del convite negro, les exhorto a ser parte de la nueva aventura que se da en el convite negro y es que a todos se le otorgará una presentación para cada uno en cómo mostrar al mundo su piel y su raza negra, cómo se le ha de ser presentada al mundo actual y qué derechos les impondrán, el ganador viajará a un país cercano para demostrar al mundo su propia raza…”,

 

Todos quedaron contentos y por demás advertidos, de tal manera con las bases expuestas para presentar la presentación ante el mundo entero en una sola semana. Rosa, estaba contenta, pues, su mundo había crecido y ella como leona. Quiso presentar al mundo su entereza de mujer a nivel superior en el convite negro, con esa presentación de los presentes en el convite negro. Y es casi el momento en demostrar lo que ha sido y será del convite negro. Cuando sólo se logró allegar lo que era por demás, un silencio como el del secreto de cómo defender lo que era la raza negra. Y se identificó como la de la piel negra, la que lleva un talismán en su camino de cómo defender a la raza negra. Es como atreverse a cambiar lo que en el tiempo deja, una sensación en proteger de sobremanera a la raza negra. Y ella, la Rosa, una rosa negra vé en su jardín a una hermosa rosa, pero, marchitada y de color negro, otra vez, se dijo que, “se están marchitando muy rápido y veloz como el tiempo…”, como que el silencio se estremece aquí. Cuando se da el único instante, en que sólo es entregada la rosa, como tan marchita es y será. Y se fundió en un instante, lo que en el ocaso se vió a todo un sol brillando después de que a las rosas se marchitan por ser tan expuestas al sol. Y quedó atónita con lo que vió en cada rosa, un capullo debajo de cada rosa, y sonrió Rosa, como una rosa negra, en la que en su jardín se cosechó más y más. Y quiso ser como esa Rosa, como un capullo naciente y volver a nacer cuando sólo le queda un aire de aliento superficial. Como que yá venía la vejez encima como el tiempo que se iba. Cuando se siente un tiempo tan nefasto, como lo fue la glorificante espera de atraer lo que trajo el tiempo. Y fue de un percance tan frío, como la nieve fría, aunque nunca la había visto o sentido. Y fue tan real, como poder sentir el deseo de seguir vivir. Pero, falló en algo su corazón se debilitaba más y más. En sólo llegar a sentir lo que era una posibilidad en entregar su cuerpo e ir por los cielos junto a Dios, yá. Yá se encontraba lejos de la vida, se sentía débil, aunque su memoria aún tenia lucidez. Era Rosa, una rosa negra, que dejaba de vivir para ir a morar con Dios. Pero, su nombre estaba inscrito en el convite negro y subyugaba en ser tan triunfante como lograr lo que muchos no podían. Se convirtió en heroína de todos los negros del convite negro. Cuando sintió palpitar su corazón, ella yá sabía de algo, que no funcionaba de la misma forma que antes. Y lloró en silencio. Las lágrimas salieron como gotas de agua cristalina, suaves, persistentes, y delicadas, como era ella, la Rosa, una rosa negra. Yá tenía más de setenta años cumplidos. Y yá sabía de todo el percance que atraviesa su rumbo y dirección en su débil corazón. Cuando a ella, la Rosa, una rosa negra, que sólo socava en la manera de escuchar el silencio y más, cuando sólo conlleva a realizar la aventura de ser presentada su raza ante todo el mundo. Sólo se imagina cómo poder presentarse, porque ella también participa junto al convite negro. y ella en su afán se siente débil, y más aún se siente como una rosa roja que vá a marchitar. Y decide presentar su presentación así. Como toda negra, con el poder y la fe y la esperanza de hacer creer al mundo, que su raza es única, como el poder que tiene Dios en haber creado dicha raza. Fue como ver el cielo en sus propios ojos. Y saber que la rosa marchita como la vida misma. Y fue hasta su propio mundo. Recordando todo su pasado y más todo lo que hizo por creer en su propia piel y más en su raza de color negro. Y fue aquella Rosa, una rosa negra, que quedó por siempre en aquella casa vieja de 1960 en aquel jardín. Cuando se acabó la semana completa y llegó el tiempo en presentar su obra ante todos en el convite. Y se alegró mucho, de que todo tuvieran ideas diferentes en presentar la raza negra ante un convite y ante el mundo entero. Y fue el turno de Almira, una niña de color negro. Y se presentó así…



             “... Como el corazón puede latir así de fuerte, así es color de la raza negra, la presento como un poder entre el ser blanco y el ser negro, es tanto el coraje que tiene el ser negro por superarse que posee un sólo corazón, un sólo ritmo, son tan tradicionales, tan moralistas, y con tanto valor como el agua y como la noche traviesa, y sus ojos como lunas que brillan en plena oscuridad dando toda su luz…”,

 

Y así prosiguió la niña Almira en presentar su presentación ante el convite negro. Y logró lo que nunca. Presentarse ante un convite entero y de su misma raza. Y le tocó el turno a Rosa, se sentía débil, su corazón yá no palpita como antes, y su respiración era corta. Y sí, se presentó, como toda señora de raza negra ante el convite que presidía desde hacía más de dos décadas. Y se presentó así…

 

           “... como pueden ver esta es una rosa roja como el mismo sol o como la lluvia misma, cuando se marchita se torna de color negro, como el tiempo cuando llueve con nubarrones negros en el cielo, o como las tinieblas frías de una tempestad, cuando logra tener del sol con su energía, vuelve a retomar su color, cuando el sol hace renacer como la luz misma, y de noche cuando el cielo es negro como la piel oscura de nosotros mismos, y así es fría, sosegada, y tranquila, así es la característica de nosotros los negros, cuando interrumpe el destino con nuestra piel, es como albergar el silencio en cada derroche de sensaciones nuevas, es como arribar el mar en el desierto y el desierto en el mar…”,

 

Y presentó un proyector dando énfasis a lo que decía naturalmente. Y su corazón se debilitaba más y más, y en medio del convite negro yace ella, la Rosa, una rosa negra, en medio de la tribulación, en medio del convite negro, en medio de toda su gente y más en todo el convite negro. Se entristeció tanto, por su raza negra, pero, algo quiso que fuera feliz en su alma y en su corazón. Que su raza se enalteciera tanto o más que su propia naturaleza. Y todo lo que realizó por ellos. Se endurecía más y más su corazón, hasta que cae desmayada ante el convite negro. Y Rigoberto, padre, la ayudó a levantarse y más aún a sobrevivir de aquel ataque cardíaco en su yá débil corazón, y la tomó entre sus brazos y le dijo, -“te amo, rosa negra”-, toda la audiencia se tornó impotente ante cruel destino que socavó en aquel instante cuando se tornó hiriente y desolado el triste momento. Cuando ella, la Rosa, una rosa negra, y cayó como marchitan las rosas, desoladas, y oscuras de color negro como en el jardín de la casa vieja de 1960. Rosa, yacía muerta, como una rosa negra, marchita y de color negro. Quieta, sosegada, y tranquila, quedó como una rosa negra, en el huerto de su propio jardín. Y su mente voló en imaginación, y recordó tanto el discrimen hacia su raza negra, que sólo presintió el deseo de nunca más morir, en volver a renacer para ser ésa la rosa negra de aquel huerto o jardín donde se hallaba la rosa. Y volvió a recordar todo lo vivido, y más aún de todo lo que pasó en su paso por la vida. Y no quiso revivir, pues había logrado más de lo que había planeado y más haber cumplido con la promesa de hacer valer su promesa en defender y proteger a la raza negra. Y supo que realizó mucho, y que hizo mucho por los suyos. Y en silencios se fue a morar con Dios, pues, su razón y su corazón yá no pertenecían al mundo actual, sino que yá pertenecía al cielo con Dios. Y Rigoberto, padre, y Rigoberto, hijo, sintieron un dolor muy profundo en su corazón y más aún en esa alma fuerte en que ella misma la Rosa, una rosa negra, hizo y creó tan fuerte como el propio espíritu. Y fue ella la Rosa, más bella del mundo y más aún del convite negro. Y que logró más de lo inesperado. Y era ella, la Rosa, una rosa negra, que sólo dió lo que ella quería ser como una mujer, la cual defendió a su propia raza hasta lo último. Y en el convite, Rigoberto, padre, les habló a la congregación y les dice así…

 

              “... se nos fue Rosa, lamento su ida tan sorpresiva, me duele en el alma, este dolor no se compara con nada, fue y siempre será como una rosa marchita en el jardín de su casa, si fue arrancada de mi alma y más de mi corazón, lo siento amigos, compañeros y familiares, se nos fue una rosa negra…”,

 

Yá Rosa, se sentía en el cielo y más aún calmada por un suburbio de un túnel con luz. Y el convite negro, le dedicó una semana de luto y más aún un duelo eterno a la presidenta del convite negro. Y una noche fría, recordando a la Rosa, una rosa negra, Rigoberto, padre, encuentra su libro novela, “La Casa en la Pira”, y leyó una parte que decía así…

 

                   “...queda mi alma a la intemperie, tan sosegada y queda entre las nieblas frías de esta noche a expensas, del dolor y del naufragio tan contundente como haber salido de esta pira, en esta noche desolada, en tempestad y más aún con un frío inerte, intacto y cruel más en mi piel…”,

 

Y Rigoberto, padre, quedó sorprendido por haber leído una parte de la novela de Rosa, una rosa negra. Y le comentó a Rigoberto a su hijo, -“y si la publicamos en la editorial que trabaja para el convite negro, será glorificante para nosotros poder hacer que nuestra Rosa, sea enaltecida a la fama con esta novela tenebrosa de una bruja en “La Casa en la Pira”. Y llegó a los veinte mil ejemplares publicados y vendidos. Y más aún salió a relucir que era una autora con determinación y narración autónoma. Que fue el agrado de muchos y de poca crítica. La Rosa, una rosa negra. Socavó en el dolor y la pena de haber dejado a este mundo de los vivos, cuando su esposo, cayó sorpresivamente en una depresión. Y fue que la tristeza le llegó en sombras y penumbras sin la Rosa, una rosa negra en el jardín de su propio corazón.

 

Y el convite negro, continuaron sus labores en defensa y protección de su raza negra. Y más aún continúo el liderazgo que enalteció a Rosa, por su gran labor en el convite negro. Y Almira fue la ganadora de aquella presentación, pues si la Rosa, una rosa negra había fallecido. Y quiso ser como aquella Rosa, la cual llegó a ser como la rosa negra del jardín de  aquella casa vieja de 1960. Y sus decretos fueron enaltecidos y más como todo triunfo en contra la raza blanca y en poder defender a la raza negra en cuento a saber que el deseo es como querer enaltecer a la raza negra en todos los ámbitos. Y el convite negro, socavó más en la protección de su gente y más aún en saber y que su piel tenía un futuro, dentro de la posibilidad en saber que se creó unas becas para mejorar la educación del ciudadano de raza negra en el mundo actual. Y el convite negro dice así…

 

                   “...si en el mundo actual no hay derecho, pues no hay suficiente decreto para proteger a la raza negra, pero, hubo y habrá siempre una rosa negra, la Rosa, la presidenta de que por siempre, estará y permanecerá en el convite negro, dando de su sabiduría, y de su omnisciente raciocinio, en cada palabra que se exprese aquí, estará por siempre la protección de nuestra Rosa, una rosa negra en el huerto del convite negro, protegiendo siempre a la raza negra…”,

 

Y ella, Rosa, era ella, una rosa negra, la cual tendrá el cargo de renacer con el mismo sol en el cielo azul. Y su tiempo pasó, caducó y expiró, pero, no fue ella, una rosa negra, la cual dejó de florecer en el jardín sino que se fue a volar lejos, hacia la cúspide de un tiempo en soledad. Y fue que quiso ser más que un solo capullo de rosa, cuando se fue a renacer entre las flores del jardín de Dios, sino que fue hasta que el tiempo soslayó en sombras y penumbras y como la bruja en “La Casa en la Pira”, se escondió del tiempo y de las sombras claras en la noche, cuando sólo quedó aquí, un deseo y fue como la rosa: renacer en el tiempo y con el mismo sol. Cuando sólo se prosiguió el camino dentro del suspiro de un sólo respiro, cuando Rigoberto, padre, percibe el respiro de un aroma como el de la rosa, y se acordó en ella, en su Rosa, una rosa negra. Y se creó a todo un jardín en el convite, sólo pensando en ella, como la precursora de los derechos y la moral anti racial. Y era ella la Rosa, una rosa negra, que fue arrancada como toda una rosa al jardín de los cielos. Cuando ella pregunta, -“si la salvación está en el cielo y no en el infierno, ¿cuál tú escoges?, pues, el cielo como es blanco se torna de noche oscuro, ¿verdad?”-, pues, es como la rosa roja se torna también oscura y de color negro, espero que cuando escojas el cielo para tu salvación te quedes con tu pellejo blanco y no en huesos como nos quedamos todos”...     



FIN