Ojos negros que tiritan
al compás de dulces sueños
tan serenos y risueños
que mil delirios incitan.
Ojos negros que me invitan
a mil noches de locura
desterrando la cordura
y el gran placer disfrutar
de poder siempre gozar
de sus rayos la ternura.
Ojos negros donde habitan
los secretos de la noche
de pasión hacen derroche
y silenciosos orbitan.
Ojos negros que palpitan
como dos lunas brillando
mi gran deseo alumbrando
con sus luces tan románticas
cuyas auras quirománticas
siempre me dejan soñando.
Ojos que son esperanza
que proviene desde el cielo
trayendo dulce consuelo
con sus brillos de bonanza.
Me abriga grande confianza
que sus lumbres hechiceras
alumbrarán mis quimeras
con su infinito esplendor
portando el ramo de amor
que traen las primaveras.
Mirénme una sola vez
ojos que tanto venero
sentir sus miradas quiero
con toda su candidez.
Pierdan esa timidez
ojos de mirar lejano,
anhelo el fulgor profano
que brota de sus retinas
cual auroras cristalinas
con misterio del arcano.
Autor: Aníbal Rodríguez.