¿Por qué, señora Némesis,
usted sólo ejerce la venganza
en esta tierra desolada y cruel,
y no en otras latitudes planetarias?
¿Acaso estamos condenados
a retaliaciones infinitas
por los graves errores cometidos?
Hágame el favor, señora Némesis,
de cambiar su política salvaje
contra este lugar embrutecido
por las promesas de una paz ficticia,
no sea que de pronto los de abajo
despedacen los barrotes de su jaula,
e indignados escapen por el mundo
como plaga de bichos carniceros,
desplegando sus garras vengativas
sobre el lomo de todos los tiranos.