Siempre me dejé seducir por el canto del Pájaro de la autenticidad, procuré ser tan transparente como el agua, me di cuenta que los rayos del sol nunca me negaron su brillo, para muchos fuí un incomprendido, un amo de la locura, pero yo solo fui un caracol que aprendió a volar aún sin poseer alas, y que mi concha siempre me proporcionó el blindaje necesario contra la falsedad.Rompí las cadenas de estatutos y protocolos, fuí la espada que atravesó el acero del ruido de afuera, supe ser el barco al que no esperan en ningíún puerto pero del que todos comentan sus epopeyas sobre las aguas, aprendí que el naufragio es una especie de paraíso, cuando nadie espera nada de ti y tu no esperas nada de nadie te conviertes en un verdadero Dios, en un Dios que toca la guitarra por las noches a la luz de la luna, en una estrella que brilla con luz propia y que cuando colapse todos recordarán.En una estrella capaz de resurgir como Maestro para el que observe con detenimiento mi viaje por esta sublime playa de infinitos misterios.