\"Pide que el camino sea largo\" Kavafis
Llegas.
Te apoyas en la barra
como quien descarga una pistola y deja caer sobre el pegajoso suelo
balas
que nunca disparará.
Te odias.
Y te imaginas serpenteando calles con tu Mustang del 69,
contándole a otras
que eres feliz y no te da miedo
la guillotina del tiempo
destruyendo
la vida.
Buscas sin suerte
algo en lo que apoyarte.
Recuerdas noches de serpentinas y ropa de encaje
como el recluso
el olor a salitre en la mañana,
como la infancia
el vejestorio.
Y no te exiges exigirte más
que lo poco que lo haces.
Porque sabes que, a veces, basta un verso, una copa,
un te entiendo
para que esta madeja de mierda que es la vida algunas noches
con su olor a prostíbulo cerrado y oficina un lunes
reluzca
como si nunca la hubieran hecho daño por última vez.