No necesité enamorarme de tí
para saber que te querría,
No necesité prenderme de tí,
y menos amarte, ni que me ames.
Necesito tu simpatía, tus bromas,
tu cariño sincero y tu sonrisa,
compartir las estrellas contigo,
aunque sean solo de chocolate.
Necesito de tus lágrimas sencillas,
de tu compañía en largas tardes,
donde, mi pequeña hada Campanilla,
me bastó con tu risa y tu alegría.
Necesito de tu locura, tu genio,
porque sin conocerte ya sabía
que te necesitaría en mi vida,
Que necesitaría llamarte amiga.